Visión general
La EM es mucho más común en mujeres que en hombres. Las mujeres tienen al menos dos o tres veces más probabilidades de desarrollar la enfermedad, informa la Sociedad Nacional de Esclerosis Múltiple. Algunos estudios sugieren que la brecha es aún mayor.
La EM puede afectar a mujeres y hombres de diferentes maneras. Tómese un momento para conocer algunas de las diferencias clave.
La condición se desarrolla a diferentes ritmos.
Aunque las mujeres tienen más probabilidades de desarrollar EM, la afección tiende a progresar más rápidamente y se vuelve más grave en los hombres.
Según un resumen de la investigación publicada en 2015, las mujeres con EM tienden a experimentar un deterioro cognitivo más lento que los hombres. También tienen mayores tasas de supervivencia.
Tiene diferentes efectos sobre el estado de ánimo y la calidad de vida.
Una revisión reciente encontró que, en comparación con los hombres con EM, las mujeres con la afección pueden tener menos probabilidades de experimentar depresión o apatía. Por otro lado, las mujeres pueden tener más probabilidades de desarrollar ansiedad.
La EM puede afectar negativamente la calidad de vida tanto en mujeres como en hombres. Pero algunas investigaciones sugieren que entre las personas con la afección, las mujeres tienden a reportar una mejor calidad de vida relacionada con la salud. Esto sugiere que las mujeres podrían tener una ventaja cuando se trata de adaptarse mental y emocionalmente a la condición.
Puede afectar las relaciones sexuales de diferentes maneras.
Debido a sus efectos físicos, psicológicos y sociales, la EM puede influir en la vida sexual de una persona. Es común que tanto los hombres como las mujeres con la afección denuncien desafíos relacionados con el sexo. Pero hay algunas diferencias.
Las mujeres con EM tienen más probabilidades de reportar una reducción del deseo o interés sexual en comparación con los hombres. En comparación, es más probable que los hombres se preocupen por su capacidad para satisfacer a su pareja sexual.
En una encuesta internacional publicada en 2016, aproximadamente el 30 por ciento de los hombres y el 42 por ciento de las mujeres con EM informaron que la falta de interés sexual era un problema para ellos. Aproximadamente el 30 por ciento de los hombres y el 36 por ciento de las mujeres dijeron que alcanzar el orgasmo era un problema. Y alrededor del 29 por ciento de los hombres y el 20 por ciento de las mujeres dijeron que satisfacer a una pareja sexual era un problema.
Las mujeres y los hombres pueden tener diferentes hábitos de autocuidado
Para reducir el riesgo de discapacidad y promover la calidad de vida, es importante que las personas con EM practiquen un buen autocuidado. Eso significa tomar los medicamentos según lo prescrito, desarrollar estrategias para el autocuidado, mantener sólidas redes de apoyo social y adoptar un enfoque proactivo para conocer y controlar la afección.
Algunas investigaciones sugieren que podría haber diferencias en la forma en que los hombres y las mujeres se autogestionan la EM. Por ejemplo, un estudio de 2015 encontró que las mujeres lograron puntajes de autogestión significativamente más altos que los hombres. Por otro lado, un estudio de 2017 encontró que las mujeres tenían menos probabilidades que los hombres de seguir los planes de tratamiento prescritos.
El embarazo puede marcar la diferencia
El embarazo puede tener efectos notables sobre la EM. Cuando las mujeres se encuentran en el segundo y tercer trimestre del embarazo, es menos probable que experimenten una recaída. Después de dar a luz, su riesgo de recaída aumenta significativamente.
Según una revisión reciente, hasta un tercio de las mujeres pueden recaer dentro de los tres meses posteriores al parto. Dentro de los tres a seis meses posteriores al parto, su riesgo de recaída desciende a los niveles previos al embarazo.
Si una mujer experimenta una recaída durante el embarazo, manejarla puede ser un desafío. Muchos medicamentos que se usan para tratar los síntomas de la EM no se consideran seguros para las mujeres embarazadas o en período de lactancia. Del mismo modo, ninguna de las terapias modificadoras de la enfermedad (DMT) utilizadas para retrasar la progresión de la enfermedad está aprobada para su uso durante el embarazo o la lactancia.
El embarazo puede agravar potencialmente ciertos síntomas de la EM. Por ejemplo, si una mujer tiene problemas de equilibrio, estos pueden empeorar a medida que aumenta de peso. Si tiene dificultades para controlar la vejiga o los intestinos, la presión del embarazo podría aumentar su riesgo de incontinencia. La fatiga también puede aumentar durante el embarazo.
Las mujeres con EM tienen más probabilidades que las mujeres sin la afección de desarrollar depresión u otros trastornos del estado de ánimo. A su vez, las mujeres con antecedentes de trastornos del estado de ánimo tienen más probabilidades de experimentar depresión posparto después de dar a luz.
La comida para llevar
En promedio, la EM tiene efectos ligeramente diferentes sobre la salud y el bienestar de mujeres y hombres. Para saber cómo su sexo podría afectar su condición, hable con su médico. Pregúnteles cómo puede desarrollar buenas estrategias de autocuidado y reducir el riesgo de complicaciones por la afección.