1. Si tengo depresión, ¿tengo riesgo de padecer obesidad?
Las personas con depresión o ansiedad pueden experimentar aumento o pérdida de peso debido a su afección o a los medicamentos que las tratan. La depresión y la ansiedad pueden estar asociadas con comer en exceso, una mala elección de alimentos y un estilo de vida más sedentario. Con el tiempo, el aumento de peso puede eventualmente conducir a la obesidad.
Aproximadamente el 43 por ciento de los adultos con depresión son obesos, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC). Y dicen que los adultos a los que se les ha diagnosticado depresión tienen más probabilidades de tener sobrepeso que los que no lo han hecho.
Asimismo, los niños que están deprimidos suelen tener un IMC más alto que los niños que no lo están. En un estudio de 2002, encontraron que los niños que estaban deprimidos tenían más probabilidades de volverse obesos cuando los investigadores les dieron seguimiento un año después.
2. Si ya se ha diagnosticado obesidad, ¿tengo riesgo de depresión?
La obesidad a menudo se asocia con problemas emocionales, como tristeza, ansiedad y depresión. Un estudio de 2010 encontró que las personas obesas tenían un 55 por ciento más de riesgo de desarrollar depresión a lo largo de su vida que las personas que no eran obesas.
La obesidad y otras condiciones de peso también pueden provocar problemas de salud física. Esto incluye:
- dolor en las articulaciones
- diabetes
- hipertensión
Estas condiciones también son factores de riesgo de depresión.
3. ¿El estrés influye en esto?
El estrés es absolutamente un factor tanto en la depresión como en la obesidad.
El estrés y la ansiedad crónicos, por ejemplo, pueden provocar depresión. Del mismo modo, el estrés puede hacer que una persona sea más propensa a recurrir a la comida como mecanismo de supervivencia. Eso puede llevar al aumento de peso y eventualmente a la obesidad.
Por el lado opuesto, el estrés también puede conducir a la pérdida de peso u otros hábitos alimentarios desordenados.
En los adolescentes, los eventos estresantes de la vida, como el acoso y las burlas basadas en el peso, se han relacionado con la depresión. Esto es especialmente cierto para los jóvenes con sobrepeso u obesidad.
La reducción del estrés es uno de los tratamientos de primera línea tanto para la depresión como para la obesidad. Cuando puede manejar las emociones relacionadas con su estrés y ansiedad, puede abordar más fácilmente otros problemas que pueden conducir tanto a la depresión como a la obesidad.
4. ¿Sabemos qué perpetúa este ciclo de obesidad y depresión?
No está claro cómo gira este círculo vicioso, pero está claro que la obesidad y la depresión están relacionadas.
Durante años, los investigadores dudaron en conectar los dos, pero a medida que los resultados del estudio se volvieron más claros, los informes anecdóticos se han convertido en ciencia sólida. Hoy en día, se comprende bien que la obesidad puede aumentar el riesgo de depresión y viceversa.
De hecho, muchos médicos abordan el tratamiento de estas afecciones con un enfoque múltiple. Además de tratar la afección que se ha diagnosticado, muchos planes de atención incluyen medidas preventivas para reducir el riesgo de afecciones relacionadas.
El objetivo es abordar las necesidades físicas y emocionales asociadas con cada condición.
5. ¿Podrían culparse las opciones de tratamiento?
Muchos antidepresivos recetados mencionan el aumento de peso como un efecto secundario común.
Asimismo, algunas terapias para el control de peso pueden provocar altibajos emocionales que pueden provocar o empeorar la depresión. Una "dieta" tiene muchas oportunidades de fracaso o retrocesos. Esto puede desafiar a una persona que ya está lidiando con problemas de salud mental.
Sin embargo, con un equipo de expertos para guiarlo, alentarlo y responsabilizarlo, es posible encontrar un plan de tratamiento que funcione para ambas afecciones.
6. ¿Qué debe tener en cuenta al tratar condiciones coexistentes?
La depresión y la obesidad son afecciones crónicas que requieren atención y cuidados a largo plazo.
Es importante mantener una línea de comunicación abierta con su médico acerca de dónde se encuentra en su viaje, independientemente de si se está apegando a su plan de atención.
Ser honesto acerca de lo que está haciendo y lo que no está haciendo es la única forma de que su médico comprenda y controle su afección subyacente.
7. ¿Cómo saber si el tratamiento está ayudando o perjudicando?
Los cambios radicales pueden agravar una situación muy delicada. Por eso es importante que busque profesionales de la salud calificados para guiarlo en este viaje.
Los cambios repentinos y dramáticos pueden agravar los problemas. También pueden predisponerlo al fracaso, lo que puede empeorar sus síntomas.
Si experimenta estos síntomas o efectos secundarios de alerta, programe una cita para ver a su médico y revise su curso de tratamiento:
- pérdida de todo interés o placer en las actividades que normalmente disfruta
- incapacidad para salir de su casa o cama
- cambios irregulares en el patrón de sueño
- sentirse muy cansado y tener dificultad para funcionar
- aumento de peso
Si tiene pensamientos suicidas o está pensando en suicidarse, sepa que no está solo. Para obtener ayuda, llame a una línea directa de prevención de crisis o suicidio. Pruebe la Línea Nacional de Prevención del Suicidio al 800-273-8255.
8. ¿Hay algo que pueda hacer para reducir su riesgo de desarrollar cualquiera de las dos afecciones?
Las estrategias de prevención de la obesidad y la depresión son diferentes, pero varias se superponen. Puede reducir su riesgo de padecer cualquiera de las dos afecciones si:
- mantenerse activo
- habla con alguien
- siga sus planes de tratamiento
Mantenerse activo
El ejercicio es una excelente manera de aumentar las endorfinas naturales que combaten la depresión, perder o mantener el peso y sentirse mejor en general. Algunas investigaciones sugieren que hacer ejercicio al menos una vez a la semana puede tener un impacto significativo en los síntomas de la depresión.
Dicho esto, hacer ejercicio cuando está deprimido puede ser un desafío debido a la motivación. Dar pequeños pasos primero, como incluso 10 minutos de ejercicio diario, puede ayudarlo a adquirir el hábito de hacer ejercicio con regularidad.
Hablar con alguien
La terapia puede ser un enfoque maravilloso para muchos problemas. Desde la depresión hasta la obesidad, un terapeuta o psiquiatra puede ayudarlo a procesar los factores emocionales que causan ambas afecciones.
También pueden ayudarlo a aceptar cambios que mejorarán su calidad de vida.
Cumplir con su plan de tratamiento
Si su médico ha diagnosticado cualquiera de las afecciones, es probable que le haya recetado medicamentos, cambios en la dieta o haya hecho otras sugerencias para el manejo de la afección. Cumplir con estas pautas, y ser honesto cuando se acelera, es la única forma de minimizar los efectos secundarios y otras complicaciones.
9. ¿Pueden la depresión y la obesidad aumentar su riesgo de padecer otras afecciones?
La obesidad y la depresión son factores de riesgo para varias otras afecciones, que incluyen:
- dolor crónico
- problemas para dormir
- hipertensión
- enfermedad coronaria
- diabetes
Todas estas condiciones se pueden prevenir siguiendo un plan de tratamiento estratégico.
Por ejemplo, tratar la depresión puede ayudarlo a recuperar la energía y el vigor para las actividades. Eso puede alentarlo a moverse más, buscar ejercicio y mantenerse activo. Eso, a su vez, puede conducir a la pérdida de peso.
A medida que pierde peso, es posible que se sienta motivado para buscar otros cambios saludables en su estilo de vida, como comer mejores alimentos y hablar con un terapeuta sobre problemas de salud mental.
Su plan de atención individual dependerá de dónde se encuentre en su viaje de salud y dónde le gustaría estar. Puede comenzar con pequeños cambios y volverse más completo con el tiempo, o usted y su médico pueden decidir incorporar un gran cambio a la vez.
10. ¿Qué significa todo esto para mí?
Obtener un diagnóstico y comenzar un tratamiento puede ser abrumador. Pero no tienes que atravesarlo solo.
Su médico es su mejor recurso de información. Trabajarán con usted para encontrar los mejores tratamientos para sus necesidades individuales, lo ayudarán a crear un estilo de vida más saludable y lo harán responsable de los cambios que busca. Llevará tiempo, pero el cambio y el alivio son posibles. Busque un médico ahora.